HOY HEMOS HECHO:
-Apartado 1: repaso a partir del esquema y el resumen.
-Apartado 2: repaso a partir del esquema y el resumen.
-Apartado 3: repaso a partir del esquema y el resumen.
-NUEVA forma de hacer los RESÚMENES. Basados en cinco pasos:
1. 1ª lectura: te aseguras de que lo entiendes todo.
2. 2ª lectura: subrayas algo en cada párrafo.
3. 3ª lectura: completa, aunque con especial atención a lo subrayado.
4. Sin los apuntes: toma "ligera de anotaciones".
5. Redacción del resumen.
-Explicación del apartado 4.
TAREAS:
-Esquema del apartado 4.
-Resumen del apartado 4.
PRÓXIMO DÍA:
-Revisión de esquema y resumen del apartado 4.
-Resolución de dudas.
APUNTES COMPLETOS DEL TEMA.
LA CONSOLIDACIÓN
DEL ESTADO LIBERAL EN ESPAÑA.
1. LOS
PERIODOS DE REGENCIA (1833-1843)
A la muerte de su padre Fernando VII, Isabel solo
contaba con tres años, por lo que fue necesario que su madre Mª Cristina
hiciese de regente. Mª Cristina tuvo que abordar al comienzo de su regencia un
grave problema: los sectores sociales más tradicionalistas se negaban a aceptar
a Isabel como reina; eran partidarios de que el trono fuera heredado por don
Carlos, el hermano del difunto rey. Fue el inicio de una serie de guerras
civiles que tendrán lugar en España durante el siglo XIX y que recibirán el
nombre de Guerras Carlistas. En ellas se enfrentaban dos Españas:
·
Los liberales que apoyaban a Isabel.
·
Los carlistas, contrarios al liberalismo, que
apoyaban a don Carlos.
Mª
Cristina, para contar con el apoyo de los liberales, aceptó el que en España se
rompiese con el Antiguo Régimen y se iniciase un sistema liberal. Así, se elaborará una nueva Constitución: la
Constitución de 1837, cuyos aspectos más importantes serán:
·
Separación de poderes.
·
La Corona conservará todavía bastante poder.
·
Amplia declaración de derechos individuales.
En 1840,
coincidiendo con la victoria liberal sobre los carlistas, hubo un cambio de
regencia: se nombró nuevo regente al general Espartero, que estuvo en el poder
hasta que en 1843 se coronó a Isabel II como reina de España.
1. EL REINADO
DE ISABEL II (1843-1868).
Durante su
reinado los liberales estuvieron divididos en dos grandes partidos: el Partido
Liberal Moderado y el Partido Liberal Progresista. Ambos tenían en común la
defensa de un régimen liberal en España, es decir, que existiese una constitución
en la que se reconocieran las libertades y derechos de todos los españoles, así
como los principios de soberanía nacional, igualdad, separación de poderes,
representación del pueblo en cámaras legislativas y monarquía parlamentaria.
Sin
embargo, moderados y progresistas se diferenciaban en el alcance de los
derechos (los progresistas defendían mayores libertades y derechos que los
moderados) y en el poder que concedían a la Corona (los moderados defendían un
Estado en el que la Corona conservaba mucho poder).
Como la reina se identificaba más con el programa de
los moderados, fueron estos los que estuvieron gobernando la mayor parte del tiempo.
Al final del reinado se acumularán problemas de todo tipo:
·
Pérdida de prestigio de la reina.
·
Crisis económica.
·
Corrupción política.
Se formará
una alianza en contra de la reina en la que participará gran parte del ejército
y en 1868 estallará una revolución conocida como la Gloriosa por la que la reina tendrá que marchar al exilio.
2. EL SEXENIO
REVOLUCIONARIO (1868-1874).
En este
momento, existían cinco partidos políticos en España: el Partido Moderado, el
Partido Progresista, la Unión Liberal, los demócratas y los republicanos.
Todos, a excepción de los moderados, habían protagonizado la Revolución. Los
unía la lucha contra la reina, a la que culpaban de la mala situación del país,
pero los separaban importantes cuestiones:
·
Los progresistas y los unionistas eran los más
moderados de los revolucionarios: pretendían ampliar las reformas, pero siempre
en beneficio de la burguesía.
·
Los demócratas pretendían un régimen con mayores
derechos y libertades para todos. Defendían el sufragio universal.
·
Los republicanos conformaban el grupo más
radical: no solo aspiraban, como los demócratas, a los máximos derechos y
libertades, sino que además pretendían cambiar la forma del Estado: pasar a
España de una monarquía a una república.
2.1. GOBIERNO PROVISIONAL Y REGENCIA DE SERRANO (1868-1870).
Tras el
éxito de la revolución, se constituyó un Gobierno Provisional, presidido por el
general Serrano y formado por ministros progresistas y unionistas; los
demócratas quedaron fuera. Las primeras medidas se dirigieron a controlar la
revolución, para que ésta no llegase demasiado lejos. Una vez cumplido ese
objetivo se atendieron algunas peticiones populares: supresión consumos,
libertad de imprenta, libertad de enseñanza,…
En enero de
1869 tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio
universal y obtuvieron mayoría los progresistas y unionistas. Su tarea se
centró en la elaboración de una nueva constitución. Algunos de los principios
de la Constitución de 1869 fueron:
·
Soberanía nacional.
·
Sufragio universal directo para los varones
mayores de veinticinco años.
·
Monarquía democrática, con limitación de los
poderes del rey.
·
Separación de poderes.
·
Amplia declaración de derechos: inviolabilidad
de domicilio y correspondencia, libertad de enseñanza, de expresión, de reunión
y asociación…
·
Libertad de cultos religiosos, aunque el Estado
se comprometía a sostener el culto católico.
Pero esta Constitución dejaba
planteado un problema: se decía que España era una monarquía pero no había rey.
Por esto, había que buscar un rey para que ocupase el trono vacante. El elegido
fue un miembro de la casa Saboya: Amadeo I de Saboya. La dinastía de Saboya era
la que había protagonizado la unificación italiana, mostrando un carácter
claramente liberal.
2.2. EL REINADO
DE AMADEO I DE SABOYA (1871-1873).
El reinado de Amadeo I de
Saboya estuvo lleno de dificultades:
·
Nunca fue bien aceptado por ser extranjero.
·
Muchas fuerzas políticas, como los demócratas, estaban decepcionados
porque los resultados de la revolución les parecían insuficientes: la situación
de las clases populares no mejoraba.
·
Los republicanos pretendían terminar con la institución de la monarquía.
·
Estalla una nueva guerra carlista.
·
Aprovechando la difícil situación que se vive en España, estalla una
guerra independentista en Cuba.
En esta situación, a
principios de 1873 Amadeo I renuncia al trono y las Cortes españolas proclaman
la República.
2.3. LA PRIMERA
REPÚBLICA (1873-1874).
Durante la Primera República
se acentuarán los problemas que aquejaban a la España del momento, como la
brevedad de los gobiernos (en un año se sucederán cuatro presidentes).
La
Primera República estuvo marcada por la profunda división entre los mismos
republicanos y por tener que atender a tres grandes conflictos:
· La
heredada guerra carlista.
· La
guerra de Cuba.
·
El
movimiento cantonal, por el que distintos municipios de España llegaron a
declararse independientes. Esto se transformó en un tercer problema bélico más
a sumar a los ya existentes (carlistas y Cuba).
Finalmente,
la situación desembocó en el golpe de estado del general Pavía en enero de 1874
que impuso como presidente de la República al general Serrano. Este significó
un intento autoritario de poner fin a los problemas existentes, hasta que en
diciembre de ese mismo año, el general Martínez Campos protagonizó un
pronunciamiento militar en Sagunto y proclamó a Alfonso XII como rey de España,
poniéndose fin definitivamente al conocido como “Sexenio Revolucionario”.
3. LA
RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1875-1898).
Con la
restauración de la monarquía, mediante la vuelta de la dinastía Borbón, se
buscaba dejar atrás el periodo de inestabilidad que había supuesto el Sexenio
Revolucionario.
El
protagonista de este periodo será Antonio Cánovas del Castillo, líder del
Partido Conservador, heredero del Partido Moderado. Él será el ideólogo del
sistema político que dará la estabilidad al país, sistema conocido bajo el
nombre de “sistema canovista” o “turnismo”.
El
“turnismo” se basaba en el que los dos grandes partidos del momento, el Partido
Conservador (heredero del partido Moderado), del propio Cánovas, y el Partido Liberal (heredero del partido progresista), liderado por Sagasta, se
turnasen pacíficamente en el poder, asegurando la continuidad de la Restauración
sin violencias. Teóricamente, el cambio en el poder debía regirse por el
resultado electoral y no se podía gobernar si no se tenía la mayoría en las
cámaras. Pero la realidad era otra.
Cuando
el partido en el gobierno mostraba signos de agotamiento se convocaban
elecciones, pero dichas elecciones eran una gran farsa. Los resultados
electorales se amañaban: el cambio en el gobierno no era fruto de un cambio en
el electorado, sino del amañamiento de los resultados. Los resultados eran
pactados por los dos grandes partidos y con el consentimiento del rey. Para
hacerlo posible contaban con el apoyo de los gobernadores civiles, los alcaldes
y los caciques locales, personajes importantes que controlaban la economía
local (por ejemplo, terratenientes). En definitiva, la oligarquía urbana y
terrateniente (los que controlaba la economía del país) era la que sostenía el
turnismo, porque eran los que se beneficiaban del mismo.
Este
proceso dio estabilidad al régimen, pero fue también uno de los motivos por los
que el propio régimen entraría en crisis.
En 1898
estallará una nueva guerra en las colonias españolas: Cuba y Filipinas, con el
apoyo estadounidense, alcanzarán su independencia, poniendo de manifiesto la
torpeza de los políticos españoles y las debilidades de su ejército.
España
perdía así los restos de su antiguo imperio colonial y entraba en una gran
crisis social y política. Así, se comenzó a poner en tela de juicio el sistema
canovista, al que se culpaba de la crisis.
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